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Abuso Sexual Infantil Y Sus Consecuencias en La Vida Adulta

 

INTRODUCCIóN

El siguiente trabajo de sistematización tiene como objetivo abordar la problemática del Abuso sexual Infantil y sus consecuencias en la vida adulta, desde la perspectiva de la Psicología del Trauma.

La experiencia que sustenta nuestro trabajo son las Prácticas Profesionales Supervisadas (PPS) del área Clínica de Adultos realizadas en el Hospital Psiquiátrico Dr. E. Mira y López de la ciudad de Santa Fe durante doce días del mes de Abril de 2007.

Las actividades que realizamos fueron entrevistas de admisión principalmente, y un mínimo seguimiento del caso, entrevistas por adopción, entrevistas judiciales y entrevistas a los pacientes de sala. Asistimos además a los talleres de Radio y Teatro e hicimos pase de sala por el Polo Pediátrico; conociendo así gran parte del funcionamiento de este Hospital.

Observamos en varias de las entrevistas de admisión historias de abuso sexual infantil que nos dispararon el interés en pensar cuál sería la relación entre esta problemática y determinados trastornos psicológicos en la vida adulta. Es decir, de que manera se procesaría el abuso sexual infantil en el sujeto y cuáles serían las consecuencias de estas experiencias abusivas y sexuales tempranas.

CONTEXTO DE LA PRáCTICA

Contextualización general Marco socio-político-cultural de la institución..(creo que voy a hacer una entrevista más al psiquiátrico para completar esto…)

El Hospital Psiquiátrico Dr. E. Mira y López se haya ubicado en la zona norte de la cuidad, precisamente en Blas Parera a la altura del 8430 y tiene un área de influencia que abarca los barrios: San Agustín, Yapeyú, Estanislao López, Sarmiento, Cabaña Leiva, Los Troncos, Acería, Cabal, Abasto Loyola Sur y Las Lomas. La gran mayoría de éstos AGRAGAR BARRIOSposee una población de bajos recursos siendo los trabajos ocasionales, “las changas”, la prostitución, “el cirujeo” y la delincuencia su modo de vida y la violencia su lenguaje común.

Contextualización específica aquí sería Como realizó el estudiante su práctica, actividades, interrogantes, expectativas…esto todavía no lo hice, sólo pegué lo del plan…

En su origen, alrededor del año 1947, el Hospital Dr. E. Mira y López fue un establecimiento de salud monovalente, con la especialidad de Psiquiatría de puertas cerradas y con una capacidad para internación del doble de la actual. Además, por el punto estratégico en el que se ubica, se constituyó como la base referencial en toda la zona norte de la provincia de Santa Fe en el área de salud mental.

Hoy en día, además de continuar siendo la única institución que posibilita el servicio de internación para pacientes psiquiátricos, brinda a la población los siguientes servicios: Psiquiatría de adultos, Psiquiatría infantil, Neurología, Clínica Médica, Ecografía, Cardiología, Gastroenterología, Ginecología y Obstetricia, Pediatría, Neurología infantil, Psicología Clínica, Psicopedagogía, Fonoaudiología, Kinesiología, Terapia Ocupacional, Psicomotricidad y Nutricionista. Así también funcionan los Comités de Admisión en Psicología de niños y adultos, el Comité de Maltrato infantil y un Comité de Admisión para el Hospital de Día.

Dentro del sector de internación, se han implementado dos modalidades: de internación entera y de media jornada. La primera modalidad corresponde al servicio de psiquiatría de adultos, el cual posee dos salas, una para hombres y otra para mujeres con una capacidad para 37 personas cada una; y la Unidad de Internación Pediátrica, con una capacidad de 16 camas que es mixta.

La modalidad de media jornada corresponde al Hospital de Día, el cual recibe a pacientes adultos con trastornos mentales y al Centro de Día para discapacitados mentales moderados y profundos menores de 15 años.

Para acceder a estos servicios, el Hospital posee tres modalidades de atención: Espontánea, por orden de llegada; Programada, mediante turnos; y de Urgencia en las áreas Pediátrica, Clínica y Psiquiátrica.

El Hospital es además un Hospital de Autogestión, es decir, genera parte de sus propios recursos a través de la facturación de las obras sociales. De esta manera se amplía aún más la población que acude a los distintos servicios.

Se puede decir entonces que, si bien la especialidad que prevalece es la Salud Mental, dicha institución ha ido anexando servicios para responder a las necesidades de la población.

OBJETIVO GENERAL Y ESPECíFICOS

Objetivo General:

Analizar el Abuso Sexual Infantil desde la perspectiva de la Psicología del Trauma y las posibles consecuencias en la conformación de la personalidad.

Objetivos Específicos:

Realizar una aproximación al concepto de Trauma Psicológico comprendiendo su evolución histórica.

Explorar los distintos tipos de respuesta humana a un hecho traumático y sus posibles consecuencias.

Explorar las características del trauma en la infancia, precisamente el abuso sexual infantil, y sus repercusiones en la vida adulta.

METODOLOGíA DE SISTEMATIZACIóN A UTILIZAR

La modalidad seleccionada para realizar el siguiente trabajo es la sistematización de una temática: el Abuso Sexual Infantil (ASI) y sus consecuencias en la vida adulta entendido desde la Psicología del Trauma. PARTIMOS …. partiendo de la experiencia vivida en las entrevistas de admisión realizadas en el Hospital Psiquiátrico Dr. E. Mira y López en el contexto de las PPS del área Clínica de Adultos.

Entendemos por sistematización la interpretación crítica de una experiencia que, a partir de su ordenamiento y reconstrucción, descubre o explica la lógica del proceso de los factores que han intervenido en él, cómo se han relacionado entre sí y por qué lo han hecho de ese modo (Jara, 1994).

Esta modalidad permite recuperar las experiencias en manos de sus propios actores, para analizarlas e interpretarlas crítica y ordenadamente y extraer conclusiones; identificar aciertos y errores y por lo tanto compartir lecciones que pueden ayudar a mejorar las prácticas de intervención.

El enfoque que contextualiza dicha articulación teórico-práctica es el paradigma sistémico, entendido como modo de pensar la realidad, las cosas e incluso las ideas (Fernández Moya, 2006).

Este paradigma posibilita analizar al individuo no de manera aislada, sino como un complejo sistema inmerso en muchos otros sistemas más amplios que lo determinan y a su vez son determinados por éste: familiar, cultural, institucional, etc.

Ceberio y Watzlawick (1998) consideran la epistemología sistémica como una herramienta que permite construir correlaciones y recursividades entre los diferentes niveles de lo observable, entendiendo que cada uno de éstos es autónomo, pero al mismo tiempo interdependiente y puede requerir de otros instrumentos de indagación.

Bajo esta metodología y enfoque, el hilo conductor que guía el presente trabajo consiste en un primer acercamiento teórico al concepto del Trauma Psicológico y su diferencia con el concepto de Stress. Recorremos luego la historia del estudio del Trauma Psicológico. De esta manera nos aproximamos también a la evolución de las categorías diagnósticas que clasificaron al Trauma Psicológico en las distintas ediciones del DSM.

Por último nos introducimos a la temática del Abuso Sexual Infantil con el objetivo de lograr comprenderla como posible generadora de un Trauma Psicológico que, como afirma Herman (2004), forma y deforma la personalidad.

Con respecto a la articulación teórico-práctica, describimos el proceso de práctica tal como fue vivido en las PPS. De ésta manera nuestro objetivo es lograr articular la teoría expuesta con la experiencia vivida.

Concluimos nuestro trabajo desarrollando los principios generales para el abordaje terapéutico del trauma psicológico (esto lo había puesto en el plan pero me parece que no lo voy a poner ahora, no creo que llegue a hacerlo, sería muy extenso…me parece que con que ponga lo otro ya estaría), como así también una entrevista diagnóstica exhaustiva que tome en cuenta la historia traumática de la persona con el fin de proponer contemplar esta información en una Entrevista de Admisión como la que realizamos en el Hospital Psiquiátrico Dr. E. Mira y López en el contexto de las PPS.

Metodología específica:

  1. Investigación bibliográfica en torno de la temática en cuestión: el abuso sexual infantil entendido desde la Psicología del Trauma.
  2. Entrevistas a los profesionales del Hospital Psiquiátrico Dr. E. Mira y López.
  3. Sistematización de la información recabada durante el proceso de las PPS.

MARCO TEóRICO

Capítulo 1. NOCIONES INTRODUCTORIAS RESPECTO AL TRAUMA PSICOLóGICO (qué te parece este primer capítulo??)

Estrés Traumático

En primer lugar creemos necesaria la siguiente aclaración: no poner bajo forma de pregunta………enunciarlo de otro modo

A qué nos referimos cuando hablamos de Trauma Psicológico?. Herman (2004), citando al Comprehensive Textbook of Psichiatry, expone que “[…] el denominador común del trauma psicológico es un sentimiento de inmenso miedo, de indefensión, de pérdida de control y de amenaza de aniquilación” (p.64).

Cazabat (2001) afirma al respecto: “[…] el hecho traumático es definido por la reacción del individuo” (p. 2) y no por el evento en si. Y continúa en otro de sus artículos: “[…] lo que es una fuente de placer para algunos, puede ser una fuente de displacer para otros” (Cazabat & Costa, 2000, p. 1). Lo que define entonces el hecho como traumático es que “[…] la situación sea percibida por el individuo como amenazante para la vida o la integridad física propia o ajena y que éste reaccione con inmenso temor, horror o pánico” (Cazabat, 2001, p.2). Estas serían las características esenciales de lo que encontramos como Trastorno por Estrés Post-Traumático (TPET) en el DSM IV.

Anteriormente, como veremos más adelante, el hecho traumático era definido por la situación en sí. Este cambio de paradigma se puede observar en la clasificación de dicha categoría diagnóstica del DSM IV con respecto a los anteriores Manuales Diagnósticos.

El concepto de Trauma Psicológico, tomado de la medicina, hace referencia a las heridas que “no se ven”, afirma Orengo García (2002), es decir a las lesiones psíquicas y LAS sus múltiples consecuencias negativas de quienes las sufren.

Volviendo a la idea anteriormente planteada sobre las distintas fuentes de placer para unos y de displacer para otros, Cazabat y Costa (2000) exponen que “[…] el stress es una parte insustituible de nuestra vida” (p. 1). Esto es, estamos continuamente expuestos a distintas situaciones que ponen en riesgo nuestra vida. Incluso muchos disfrutamos al exponernos a algunas de esas fuentes de stress. “[…] Así podemos ver que hay quienes disfrutan de subir a una montaña rusa, o practicar deportes riesgosos” (Cazabat & Costa, 2000, p. 1). Por último vemos que “[…] resulta necesaria una cierta cantidad de stress para tener un buen rendimiento en cualquier tarea, dado que de otro modo, el individuo no encontraría motivación para su realización” (Cazabat & Costa, 2000, p. 1).

Pero se hace necesaria entonces la distinción de este concepto, al parecer necesario para la supervivencia y el de Trauma Psicológico.

El primero, fue definido por Hans Selye en 1934 como “[…] la respuesta general de adaptación del organismo frente a un estímulo amenazante” (Cazabat & Costa, 2000, p. 1). Frecuentemente estamos expuestos a situaciones que percibimos como amenazantes. Esto provoca en nosotros una ansiedad necesaria para la acción o para la respuesta. Selye (citado en Cazabat, 2001) sitúa dos tipos de respuesta: de afrontamiento a la situación o de huida. “[…] El organismo reacciona preparándose para la lucha o para la huida. Luego de terminada la pelea o concretada la huida, el individuo recupera su metabolismo original, y la respuesta al estrés desaparece, reponiéndose del enorme gasto de energías físicas y emocionales” (Cazabat, 2001, p. 1).

Te parece que ponga el Concepto moderno de stress???

Sin embrago, cuando los tipos de respuesta anteriores no son suficientes, la situación amenazante deja huellas en el organismo a las que llamamos Trauma Psicológico.

Los efectos del trauma psicológico se expresan, entonces, como cambios en la respuesta biológica al stress, produciendo alteraciones profundas en los mecanismos hormonales relacionados con éste, y en el procesamiento de la memoria. De esta manera el hecho traumático interrumpe la línea histórica normal de la vida de la víctima, produciendo profundas alteraciones a nivel biológico, emocional, cognitivo y relacional (Cazabat, 2001, p. 1).

En este sentido Herman (2004) concluye que “[…]las reacciones traumáticas tienen lugar cuando la acción no sirve para nada. Cuando no es posible ni resistirse ni escapar, el sistema de autodefensa humano se siente sobrepasado y desorganizado”(p.65). Es así que el DSM IV (1994) plantea que la víctima sufre tres clases de síntomas: de reexperimentación del hecho traumático (flashbacks, pesadillas, etc.); de evitación de los estímulos asociados al trauma y de embotamiento psíquico y emocional (sentimientos de desapego, anhedonia, amnesia total o parcial del hecho traumático, etc.); y de hiperactivación (hipervigilancia, dificultades para dormir, respuesta de sobresalto, irritabilidad, etc.)

Cazabat (2001) agrega que “[…]éstos síntomas muchas veces son de aparición tardía (hasta años después de ocurrido el hecho traumático) y suelen ser mal interpretados, y diagnosticados como depresión, trastornos psicóticos, simulación, etc.”(p. 2). Es allí donde radica la importancia de realizar una historia de traumas del paciente en una entrevista de admisión. Esto facilita el diagnóstico diferencial, ahorra tiempo y padecimiento para el sujeto. “[…]A menudo, otro de los obstáculos que encuentra el clínico, es que frecuentemente el paciente evita hacer referencia al hecho traumático para evitar el sufrimiento”(Cazabat, 2001, p. 4). Es entonces el profesional quien debe estar preparado para abordar tempranamente dichas cuestiones. “[…]Si la intervención se demora mucho tiempo, el paciente estructura su vida en torno de los síntomas, dañando las actividades sociales, interpersonales, laborales etc. por lo que la recuperación es más dificultosa”( Cazabat, 2001, p. 5).

Criterios Diagnósticos

Describimos entonces en profundidad los síntomas asociados al Trastorno por Estrés Post Traumático tal como lo realiza Cazabat (2001):

Síntomas de Reexperimentación: éstos pueden producirse de variadas maneras:

  • por la irrupción recurrente de pensamientos, sentimientos o imágenes relacionados con el hecho traumático.
  • sueños y pesadillas recurrentes que producen malestar.
  • la sensación de estar viviendo nuevamente el hecho traumático, que puede darse bajo la forma de flashbacks, episodios disociativos, ilusiones o alucinaciones.
  • reacciones fisiológicas o psicológicas intensas de malestar al exponerse a estímulos que recuerdan o simbolizan el hecho traumático.

Aquí el autor destaca lo siguiente:

Cada nueva reexperimentación del hecho traumático provoca en el individuo una réplica de la reacción de estrés original frente al trauma, provocando así una retraumatización. De esta manera, el trauma se autoperpetúa. El individuo queda fijado en el tiempo y es continuamente reexpuesto al hecho traumático (Cazabat, 2001, p. 3).

Síntomas de Evitación: bajo esta categorización se han agrupado dos tipos de síntomas:

  • los de evitación en sentido estricto, que incluyen el esfuerzo por evitar pensamientos, sensaciones, personas, lugares, actividades, hechos etc. que recuerden el hecho traumático
  • los de carácter disociativo o de embotamiento psíquico, tales como
  1. incapacidad para recordar aspectos significativos del hecho traumático.
  2. reducción del interés o de la participación en actividades que le resultaban significativas.
  3. sensación de desapego o enajenación o extrañamiento.
  4. reducción significativa de la vida afectiva, con incapacidad de experimentar sentimientos positivos.
  5. sensación de futuro desolador y desesperanza.

Al respecto Cazabat (2001) explica:

El individuo desarrolla esta serie de síntomas en un aparente intento de resguardarse de las emociones intolerables, o bien evitando directamente los recordatorios del trauma, o bien anestesiándose emocionalmente, ya sea por medio de mecanismos disociativos o síntomas de amnesia, ya sea por medio de consumo de sustancias, trastornos alimenticios, adicción al trabajo, etc.(p. 4).

Síntomas de Hiperactivación: también denominados de Hiperarousal.

  • trastornos del sueño
  • trastornos en la concentración
  • irritación
  • hipervigilancia
  • respuesta de sobresalto exagerada

Por último el autor señala:

El paciente está siempre en guardia en otro intento de permanecer a salvo de la reexposición al hecho traumático. El paciente traumatizado nunca se siente a salvo, por lo que es imprescindible la construcción de una buena alianza terapéutica como para que el paciente llegue a confiar en el clínico (p. 4).

Este último grupo de síntomas son los que muchas veces se confunden en la clínica con otros trastornos, como el trastorno depresivo, de somatización, simulación, déficit de atención, personalidad borderline, antisocial, e incluso hasta con algún tipo de trastorno psicótico.

Predictores

Cazabat (2001) desarrolla luego los factores que predicen la posibilidad de que alguien expuesto a un hecho traumático desarrolle TPET.

Se han hallado que dos son los predoctores más precisos:

  1. la historia previa de traumas del individuo: es así que quien ha sufrido otros traumas a lo largo de su vida está más expuesto a desarrollar un TPET.
  2. las reacciones disociativas durante e inmediatamente después del hecho traumático. Son aquellos individuos que reaccionan predominantemente con embotamiento emocional, o experimentando el hecho traumático como si le estuviera ocurriendo a otro, no sintiendo dolor, o percibiéndose a sí mismo como desde fuera de su cuerpo.

El DSM IV contempla, con respecto a éstos últimos síntomas, una categoría diagnóstica particular. El Trastorno por Estrés Agudo pone el acento en los síntomas disociativos. Está reacción, veremos más adelante, parece ser la más asociada al ASI.

Características del hecho traumático

Queremos agregar finalmente un dato que consideramos sumamente interesante para nuestro presente trabajo. Dado que nos disponemos a analizar las consecuencias del ASI, debemos saber cuáles son las características del hecho traumático que se asocian a un mejor pronóstico. no sé si entendés la idea que quiero poner aquí, pero no sé como redactarlo de otra forma “[…]Con respecto a las características del hecho traumático tienen más posibilidades de desarrollar un TPET quienes estén expuestos a hechos traumáticos” (Cazabat, 2001, p. 5):

  • Infringidos por la mano del ser humano
  • Por familiares directos o personas en las que se debía confiar
  • Los que son repetidos y reiterados
  • Sufridos más tempranamente
  • Por los que se ha recibido presión al silencio

Tales son las características esenciales del ASI y más precisamente del Incesto.

Por el contrario, las características de los hechos traumáticos que “[…] tienden a resolverse más benignamente” (Cazabat, 2001, p. 5) son las siguientes:

  • De carácter natural
  • No intencionales
  • Hechos únicos
  • Sufridos a edad más avanzada
  • De los que se ha podido hablar más libremente

Al respecto Herman (2004) analiza también cuál es la postura de “los demás” y afirma lo siguiente:

Estudiar el trauma psicológico significa ser testigo de acontecimientos terribles. Cuando estos son desastres naturales o “hechos de Dios”, los que los han presenciado simpatizan con facilidad con las víctimas. Sin embargo, cuando han sido diseñados por la mano humana, los que los presencian se ven atrapados en una conflicto entre víctima y perpetrados. Es moralmente imposible mantenerse neutral en este conflicto. Al testigo se le exige tomar posiciones (p. 26).

EVOLUCIóN HISTóRICA DE LA PSICOTRAUMATOLOGíA MODERNA

Introducción

Si debiéramos situar históricamente los orígenes del Trauma Psicológico nos tendríamos que remontar a los orígenes mismos de la historia. Cazabat (2003) afirma al respecto que el Trauma Psicológico ha acompañado la historia de la humanidad de una manera omnipresente. Es así como éste autor cita textos tan antiguos como la Biblia o el Talmud, los escritos chinos o los clásicos griegos como La Ilíada para hacer referencia a las primeras manifestaciones de hechos traumáticos y sus efectos psicológicos.

La pregunta es entonces, si encontramos los orígenes del trauma en los orígenes de la historia misma de la humanidad, ¿por qué no ha habido un desarrollo científico continuado de ésta temática? Quizá sea porque “[…] la respuesta habitual a las atrocidades es borrarlas de la conciencia” (Herman, 2004, p. 17). Otro de los motivos que encontramos en Cazabat (2002) es que “[…] el estudio del trauma psicológico ha estado indisolublemente ligado al desarrollo y ocaso de movimientos políticos y sociales que le dieron sustento”(p.38). Lo cierto es que este hecho no es casual.

El estudio científico del trauma psicológico tiene sus orígenes recién a fines del siglo XIX y se caracteriza por ser una historia de abruptos períodos de amnesia episódica, alternada con períodos investigación activa.

Herman (2004) afirma que “[…] estudiar el trauma es enfrentarse tanto con la vulnerabilidad humana en el mundo natural como a la capacidad de hacer mal que hay en la naturaleza humana” (p.25). Por esto es que la autora dice que muchas veces se convierte en un anatema, dado que lleva a incursionar en terrenos tan “íntimos y privados” como el mismo ceno familiar o tan públicos como el poder político y las ideologías que recorren la sociedad.

Desde los casos de torturas, secuestros, toma de rehenes, veteranos de guerra, hasta las más íntimas situaciones de abuso sexual y la violencia doméstica. Las manifestaciones del trauma recorren horizontal y verticalmente la sociedad (Cazabat, 2002, p.92)

Cazabat (2002) continúa poniendo de manifiesto la creciente relación que se observa entre situaciones de violencia y abuso y patologías tales como las drogodependencias, los trastornos de la alimentación, depresiones, etc. A lo que agregaríamos lo propuesto por Baita (2004) acerca de la alta correlación que hoy se evidencia en la práctica entre el ASI y el Trastorno de Personalidad Múltiple –hoy llamado Trastorno Disociativo de la Identidad (TDI)-.

Volviendo a la historia del estudio del trauma, Cazabat (2002) sitúa las primeras manifestaciones del trauma psicológico en el estudio científico a fines del siglo XIX, cuando el médico británico Herbert Page acuñó el término “shock nervioso”. El mismo hacía referencia a la sintomatología postraumática, y atribuyó su etiología al terror experimentado, en lugar del daño orgánico, como era la creencia de su época. Herman Oppenheimer, neurólogo alemán, continuando con ésta tendencia, acuñó el término “neurosis traumática” y atribuyó su sintomatología a sutiles cambios moleculares en el sistema nervioso.

Para la misma época Charcot y sus seguidores se encontraban estudiando en París el fenómeno de la histeria. Esta formaría parte de la primera etapa de la clasificación propuesta por Herman (2004) para dividir la historia moderna del estudio del Trauma Psicológico.

Otro acontecimiento relevante para el estudio científico del Trauma Psicológico que describe Cazabat (2002) es el primer caso de abuso sexual que concitó la atención pública. Este hecho registrado en 1874 en Estados Unidos llevó a la formación de la primera Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Niños en Nueva York. Un dato llamativo que denota Cazabat (2002) es que “[…]ésta sociedad se organizó sobre la base de una preexistente Sociedad para la Prevención contra los Animales” (p. 39). En ese mismo año A. Tardieu, médico forense, documentó con sus investigaciones la incidencia del abuso sexual infantil.

A continuación seguiremos el recorrido propuesto por Herman (2004) quien sitúa cada una de las tres etapas que propone para dividir la historia moderna del estudio del Trauma Psicológico en los distintos momentos sociopolíticos que le dieron sustento al estudio científico. La primera correspondería, como dijimos anteriormente, al estudio de la histeria, sustentado en el movimiento republicano anticlerical de fines del siglo XIX en Francia. La segunda al estudio de las consecuencias de la guerra y el combate, sustentado en movimientos antibelicistas y pacifistas durante las grandes guerras de este siglo –Primera y Segunda Guerras Mundiales, Corea y finalmente Vietnam-. Por último encontramos el estudio de las consecuencias de la violencia doméstica y sexual, apoyado en el movimiento feminista.

El estudio de la histeria (me falta completarla con un libro de Volnovich “abuso sexual en la infancia”)

Esta primera etapa del estudio del trauma psicológico, la situaremos también como los orígenes del estudio científico del Abuso Sexual Infantil.

El término “histeria” denominaba una enfermedad propia de las mujeres que se originaba en el útero. El patriarca del estudio de la histeria fue el neurólogo francés Jean-Martin Charcot y la Salpêtrière su reino; el mayor y antiguo complejo hospitalario de toda Europa. Esa enorme “ciudad de locos” llevaba tiempo siendo el centro de beneficencia de los más desdichados del proletariado parisino: mendigos, prostitutas y locos. Por entonces albergaba una multitud de mujeres devoradas por “pasiones morbosas”. Charcot transformó la descuidada institución en un templo de la ciencia moderna, y los nombres más prestigiosos y ambiciosos de las nuevas disciplinas de la neurología y la psiquiatría viajaron a París apara estudiar con el maestro. Entre ellos se encontraban Pierre Janet, William James y Sigmund Freud.

En 1885, cuando Freud llega a París acosado por una epidemia de histeria se fascinó por el enfrentamiento entre dos poderes: las mujeres insubordinadas y el gran Charcot conquistándolas a través de la hipnosis.

El prestigio de Charcot dio credibilidad a un campo que había sido considerado muy inferior a la investigación científica seria. Anteriormente, las mujeres histéricas habían sido consideradas unas manipuladoras y su tratamiento había quedado relegado al dominio de los hipnotizadores y curanderos populares. Cuando murió Charcot, Freud lo elogió como el patrón liberador de los afligidos:

A la histérica no se le daba ningún crédito por nada. Lo primero que hizo el trabajo de Charcot fue devolverle la dignidad al tema. Poco a poco empezó a desaparecer esa sonrisa despectiva que la paciente podía esperar de la gente. Ya no se la consideraba necesariamente una farsante, porque Charcot había defendido con todo el peso de su autoridad la autenticidad y objetividad del fenómeno de la histeria (Freud citado en Herman, 2004, p.30)

El estudio de las consecuencias de la guerra y el combate (este creo que así ya estaría)

En el año 1914 “[…] la realidad del trauma psicológico se impuso una vez más sobre la conciencia pública con la catástrofe de la Primera Guerra Mundial” (Herman, 2004, p. 44). Durante los cuatro años que duró la guerra, millones de hombres murieron y otros miles comenzaron a experimentar una sintomatología similar a la de las mujeres histéricas.”[…]Gritaban y lloraban descontroladamente. Se quedaban mudos y no respondían a estímulos. Perdían la memoria y su capacidad parasensorial” (Herman, 2004, p. 44). Inicialmente se creyó que la sintomatología era de origen traumático y se atribuyó al efecto de la explosión de las granadas “shell shock” o “trauma de bomba”.

Charles Myers fue el psicólogo británico que examinó algunos de los primeros casos y utilizó el término “trauma de bomba” para explicar la sintomatología de los soldados. No obstante rápidamente observó que el mismo síndrome lo padecían sujetos que no habían estado expuestos a ningún trauma físico. El número de bajas psiquiátricas crecía y las autoridades militares intentaban ocultar los informes porque, según ellos, tenían un efecto desmoralizador sobre la población. El origen de la sintomatología se hacía cada vez más evidente: “[…]el estrés emocional de estar expuesto de manera prolongada a la muerte violenta era suficiente para crear un síndrome neurótico que se parecía a la histeria en los hombres” (Herman, 2004, p. 45). A pesar de esta evidencia que mostraban los soldados y que obligó a los psiquiatras militares a reconocer el origen psicológico de los síntomas del “trauma de guerra”, la creencia más común era que los síntomas post-traumáticos se debían a la cobardía y debilidad del soldado. Los tradicionalistas opinaban que un soldado normal debería sentirse glorificado en batalla y no debería mostrar ningún signo de emoción. Es más, el soldado que desarrollaba una neurosis traumática era, en el mejor de los casos, un ser humano constitucionalmente inferior, y en el peor, un vago y un cobarde. Tal es así que se los denominó “inválidos morales” y había quienes consideraban que no merecían tratamiento médico.

Siguiendo éstas ideas, Herman (2004) cita a Lewis Yealland, psiquiatra británico, quien fue el defensor más destacado de la postura tradicionalista. El tratamiento que proponía se basaba en el uso de amenazas, castigos, avergonzamientos e incluso choques eléctricos para quienes sufrían de mutismo o parálisis motora.

Afortunadamente encontramos en éste recorrido histórico una postura totalmente opuesta a éstas atrocidades. Luego de que se cuestionara la moral de los soldados en la búsqueda de una explicación para su sintomatología, las autoridades médicas progresistas argumentaban que la neurosis de guerra era una condición psiquiátrica genuina que podían manifestarse en soldados con una personalidad moral muy alta. Por lo tanto el tratamiento que proponían era más humanitario y basado en los principios del psicoanálisis. Rivers era el principal médico defensor de ésta postura.

A pesar de que el tratamiento se mostraba como más humanitario, el objetivo continuaba siendo el mismo: devolver al paciente al combate. El motivo era que seguía la línea de toda la medicina militar. De todas maneras Rivers defendía la eficacia de algún modo de la cura del habla. Animaba a sus pacientes a que escribiera y hablara de las atrocidades vividas durante el combate. S. Sasoo, un jóven oficial y más famoso paciente le respondió con gratitud t su psicoterapia fue considerada un éxito.

Siguiendo una línea de tratamiento humanitario, Rivers había establecido dos principios que serían utilizados por los psiquiatras militares americanos en la siguiente guerra. En primer lugar, había demostrado que hombres de indudable valentía habían sucumbido ante un abrumador miedo y, en segundo, que la motivación más efectiva para superar ese miedo era algo más fuerte que el patriotismo, los principios abstractos o el odio hacía el enemigo: era el amor que sentían los soldados los unos a los otros (Herman, 2004, p. 48).

Abraham Kardiner, psiquiatra americano, preocupado por la gravedad del sufrimiento de los soldados y su incapacidad para curarlos, describió en 1941 los síntomas asociados al estrés post-traumático, incluida la amnesia. Posteriormente, junto a Herbert Spiegel, desarrollaron tratamientos para integrar las experiencias traumáticas.

Aquí nos e



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